Daniel 1:8 “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.”
Amados, que el Señor nos bendiga y su paz este con todos. Genera una gran alegría escuchar la voz de Dios, al nutrirnos de tu palabra, la cual va moldeando nuestras conductas y forjando un carácter semejante al de Jesús, hagamos nuestros aportes en esta obra, esparciendo este material por todos los medios.
¿Quién recuerda en la época de infancia de la infancia en que los padre obligaban a los hijos a comer algún tipo de alimento?, imaginemos que muchos de nosotros almorzamos problemas viejos aderezados con un toque de negatividad, algo similar ocurre con Daniel en el pasaje de hoy, Daniel llega a Babilonia y la agenda estaba plenamente determinada por el rey, incluso lo que el por lo menos tres años debería comer, ¿Cuál era el problema de Daniel para aceptar aquella determinación del rey?, se debió a que Daniel consideró aquella propuesta como una invitación a la contaminación, por esta razón se dispuso a no comer de ese alimento, además ya Dios había dado indicaciones sobre el alimento, y Nabucodonosor al querer imponer un determinado menú a Daniel y sus compañeros, estaba queriendo tomar el lugar de Dios, aquí entonces hacemos un paréntesis y relacionamos a nuestras vidas actuales que nos imponen también cierto menú, o patrones a seguir para supuestamente disfrutar la vida, acudiendo a fiestas donde imperan las drogas, el alcohol, y demás. Manipulando a personas para escalar posiciones. Realizando prácticas contrarias a la ley. Todos estos acaecimientos exigen una acción radical de nosotros, una actitud que nos resguarde del pecado, un proceder como el llevado a cabo por Daniel al no prestarse a la contaminación impuesta por Nabucodonosor, permaneciendo fiel a Dios.
OREMOS:
Padre de amor, aunque el enemigo nos haga propuestas destructivas, ayúdanos a tomar el ejemplo de Daniel para no contaminarnos y permanecer fieles a tus estatutos, puesto a que deseamos ser siervos agradables a ti. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen