1 Pedro 3:13-15 “¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? “ – “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, “ – “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; “
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, que la bendición nos alcance a todos sea cual sea nuestra denominación religiosa, lo importante es hacer la voluntad de Dios, cumplir todos sus mandatos y avanzar rumbo a la salvación. Continuemos este lindo camino
Lamentablemente el pecado creo una separación entre el hombre y Dios, pero la naturaleza humana nunca será feliz si no tiene a Dios, la esencia de predicarles a otros nuestra esperanza esta en santificar a Cristo como Señor de nuestro corazón, es por eso que Pedro dice: ¨Santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones¨, esa es la doctrina del señorío de Cristo en nuestras vidas, Cristo es santificado en nosotros cuando nuestras acciones reflejan el carácter de él. Cuando Cristo es santificado en nosotros el domina nuestro ser, y comenzamos a vivir la esperanza del reencuentro con él, un día estaremos con él para siempre. Santificar a Cristo en el corazón es una actitud espiritual y no una rutina carnal que nos hace pensar cuando Cristo es santificado por nosotros el conduce y domina nuestro ser por completo, el corazón es el centro del alma. Allá en Apocalipsis 3:20 dice: ¨ He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. ¨, este verso plantea una hermosa escena, la buena noticia es que ahora mismo esta ocurriendo ese hecho en nuestras vidas, somos nosotros quienes debemos abrir la puerta, estar con el Señor, aceptar su invitación, aprovechemos ahora y vamos a seguirle.
OREMOS:
Amado Padre Celestial, gracias por tus hermosos consejos de amor, sabemos que quieres lo mejor para nosotros y nosotros queremos cumplir tu voluntad para glorificarte en cada acto. Ayúdanos. Así pedimos en nombre de Jesús.
Amen.