Juan 13:36-38 “ Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después.”-“ Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.”-“ Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.”
Padre nuestro, que tu gracia y tu paz nos alcance en todo momento, agradecidos estamos por este maravilloso día, la oportunidad especial de compartir tu palabra bendita siempre es valorada por nosotros, deseamos agradarte mediante alabanzas considerando este texto como símbolo para tu glorificación, instrumento con el cual se pretende contribuir a la evangelización de tu pueblo.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. Entreguemos en nuestros días palabras de bendición a las demás personas, es verdad que existen muchas con carencia de una palabra de aliento que les otorgue tranquilidad, además es necesario que compartamos con el prójimo el conocimiento sobre la nueva oportunidad salvación. El apóstol Pedro, era uno de los discípulos llamados por Jesús, él junto a Santiago y Juan fueron los individuos que siempre estaban reunidos con Jesús, Pedro fue sincero al declarar que daría su vida por Jesús, sin embargo, el maestro le advirtió que lo negaría tres veces antes de que cantara el gallo, y verdaderamente aunque Pedro pasó tres años y un poco más con Jesús, el apóstol negó al maestro. Entonces, si negamos a Jesús con nuestros actos dirigidos a aproximarnos a los placeres de la carne o el pecado, sepamos que Jesús nos va a dar una nueva oportunidad, él extenderá su mano convidarnos a ir junto a él, porque Jesús dijo que los que se aproximaron a él, de modo alguno serán lanzados hacia afuera, por esta razón confiemos en Jesús y sirvamos siempre. Sin embargo, debemos tener presente que cada vez que negamos a Jesús, entristecemos al Padre, hasta ponemos en peligro nuestra salvación, por ello debemos evitar desviarnos del camino de salvación, cumplir paso a paso los mandatos establecidos para que podamos ser agradables al padre.
OREMOS:
Padre amado, gracias por darnos una nueva oportunidad, ayúdanos a permanecer firmes en tu ley, queremos siempre servirte y hacer tu voluntad, para ser siervos agradables a ti y ser capaces de presenciar el milagro en nuestras vidas. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amén.