Salmos 37:21 “ El impío toma prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da.”
Dios querido, hoy dando cumplimiento con las previsiones de tu palabra, estamos siguiendo con apego tu mensaje para agradarte, llevando el amor para con nuestro prójimo, ese amor que nos muestras cada día. Continuamos predicando y orando sin cesar para llevar la palabra de salvación. Bendice este texto y que cumpla los fines evangelizadores consiguiendo transformaciones positivas, una lluvia de bendiciones en todos aquellos que consiguen imprimir en sus corazones tu mandato.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. Cotidianamente, el ser humano tiene necesidades ilimitadas que requiere satisfacer, esta cuestión es el dia a dia de la sociedad, en esa línea es menester obtener recursos para sufragar dichos gastos y ciertamente este lucro se genera a partir del trabajo, negocios, comercio u otras actividades productivas, sin embargo existe una tendencia a gastar de manera descontrolada o fuera de lo habitual, que lleva al individuo a buscar ayudas financieras o en cualquier otro plano material, donde el sujeto requirente al momento de solicitar la contribución, anda bien pero al momento de hacer las respectivas devoluciones cambia completamente de actitud, se torna hostil, atenta también contra si mismo al mantener sentimientos de agobio y violencia. En este orden de ideas, para apaciguar nuestras vidas debemos adaptarnos a un presupuesto, organizar nuestros gastos y ganancia, adquirir solo lo que podemos costear, alejarnos de la tendencia gastiva descontrolada e intentar en lo posible no adquirir ninguna deuda, a no ser la deuda de amar al prójimo como a sí mismo. El versículo de hoy, está referido a las buenas prácticas de dar y recibir, si somos congruentes con el mandato de Dios y actuamos fielmente a la fe que profesamos o predicamos, entre nuestras responsabilidades está cumplir con los compromisos que hemos adquirido, en tal sentido, recibir con alegría aquello que hayamos solicitado, pero también dar, devolver o entregar en los términos y condiciones planteados aquello que nos ha beneficiado. Esto va más allá del simple aspecto material, podemos mencionar un ejemplo, existen personas a quienes les encanta orar, pedir y ser atendidos, pero cuando les toca a ellos hacer su parte para dar o intentar algo en favor del prójimo, simplemente no lo hacen, se tornan egoístas, agresivos y ese tipo de conductas no los beneficia a nivel personal, pero también a nivel colectivo dañan a la comunidad cristiana porque esos procederes dan un mal testimonio. En este orden de ideas, podemos solicitar alegremente ayudas de cualquier clase, podemos ser atendidos con buena voluntad, pero recordemos que también al momento de que nos toque cumplir nuestra parte debemos hacerlo con responsabilidad, sin demora, actuando con justicia y misericordia. Esta buena práctica a la hora de dar y recibir, nos colocara en un nivel superior espiritual y será beneficiosa.
OREMOS:
Amado Padre, Gracias por tu hermosa palabra y por estos medios que pones a disposición para compartir parte de este precioso tesoro que es la santa Biblia, que aún la podemos tener fácilmente para instruirnos en el día a día, contribuye con nosotros a que podamos realizar buenas prácticas a la hora de dar y recibir, siguenos ayudando a caminar de victoria en victoria para glorificarte y honrarte con nuestras acciones. Son nuestras peticiones, que llenos de fe hacemos en esta oportunidad en nombre de tu hijo Jesucristo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen
INVITACIÒN:
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