Isaías 1:19-20 ¨ Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;.¨- ¨si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. ¨
Dios Adorado, hoy venimos ante ti, llenos de alegría por tener el placer de compartir tu palabra bíblica que es alimento que nutre nuestras almas y produce cambios significativos en nuestros corazones, hacemos este estudio como símbolo de alabanza para tu glorificación, bendice este material para que cumpla el objetivo evangelizador, y perfeccione la conducta de tus servidores.
Amados, vamos a interactuar en este Ministerio de Evangelización, compartamos la palabra, llevemos cada vez más lejos este tipo de materiales, recordemos que compartir es ejercitar el amor al prójimo. En este versículo, Dios muestra la dualidad de la vida humana, el propone la vida y la muerte, la maldición y la bendición, nosotros somos los que escogemos, al final de cuentas el destino está en nuestras manos, todos nuestros bienes serán de alegría y bendición o de dolor y maldición, dependiendo del camino que sigamos, hay personas que viven la vida de manera miserable como que si Dios no existiera, sin considerar el ejemplo de Jesús, ellos no entienden la razón por la cual nada en la vida les prospera, todo lo que intentan les da problema, como si anduvieran con el freno de mano activado. No obstante, la respuesta es una, si queremos ser felices, exitosos profesionalmente, si quereos una familia unida, si queremos varias bendiciones debemos reconocer y buscar a Dios, pues el con sus orientaciones nos dará las herramientas necesarias para salir victoriosos de cualquier situación. Porque Jesús es la fuente de todo equilibrio, la fuente de toda prosperidad, entonces, si queremos los mejores frutos y resultados, debemos buscarle. Hay que tener presente que las bondades de Jesús no se compran ni se venden, solo se obtienen siendo obedientes al mandato de padre, siempre que cumplamos la voluntad de Dios. Entreguemos nuestro corazón al padre y el nos favorecerá.
OREMOS:
Padre de Bondad, gracias por tu misericordia, oriéntanos en todo tiempo, recibe nuestros corazones y llénalos de herramientas para poder glorificarte y honrarte siempre, siendo buenos reflejos de tu obra. Así te lo pedimos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen