Jueces 2:2 ¨ con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar; mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?¨
Padre nuestro, que tu gracia y tu paz nos alcance en todo momento, agradecidos estamos por este maravilloso día, la oportunidad especial de compartir tu palabra bendita siempre es valorada por nosotros, deseamos agradarte mediante alabanzas considerando este texto como símbolo para tu glorificación, instrumento con el cual se pretende contribuir a la evangelización de tu pueblo.
Amados, seguir esparciendo el mensaje contenido en la palabra de Dios, hace la diferencia de modo maravilloso en las vida del prójimo, detengámonos un instante a pensar la dosis de motivación que compartimos con los conocidos a quienes les llevamos el mensaje, quizá ellos pueden estar pasando por cualquier situación, estar necesitando de una palabra de aliento y al conocer este tipo de materiales, logran sentir una esperanza renovada. Un pensamiento expone que: ¨El costo del cuidado, es menor que el costo de la reparación¨ De manera que cuando entendemos esto, prevenimos algunas cosas y descubrimos que es preferible a intentar remediar, así, es mejor tener una vida saludable que requerir de cirugías, hospitalizaciones o medicinas, por eso necesitamos cuidar bien las cosas que tenemos, acordándonos principalmente de un constante mantenimiento preventivo para al máximo evitar el correctivo. El versículo de hoy, nos indica la necesidad de obedecer al mandato del padre, pues todas las veces que le desobedecemos tenemos tragedias, problemas, angustias, sufrimientos y dolor, parece extraño como somos capaces de destruir nuestros propios cuerpos refugiándonos en vicios sabiendo que eso nos destruirá, pues así digamos que es poco el consumo o que tenemos control sobre ello, todo se trata de una mentira pues cada vez que tengamos la oportunidad nos refugiaremos en ese vicio el cual nos destruirá de a poco. Requerimos obedecer las orientaciones de nuestro padre, porque no tenemos nada que perder sino mucho que ganar, pues todo padre desea lo mejor para sus hijos, así que sigamos los designios de Dios.
OREMOS:
Padre adorado, tú conoces todo sobre nosotros, perdona nuestros pecados y ofensas, calma aquellas pasiones que nos alteran, permítenos orar continuamente actuando según tus mandatos, para recibir todo aquello que nos prometes y esperamos, ayúdanos a obedecer tus mandatos porque así seremos felices en la vida y el porvenir. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen