Ayudar a otros es una actitud agradable a Dios, sin embargo el egoísmo es una manifestación de la conducta humana que se genera a partir de la creencia, de que colaborar con otros pudiera restarnos capacidades o virtudes, lo cual es un pensamiento alejado de la realidad. Son innumerables los beneficios, que produce la colaboración para que el prójimo pueda alcanzar sus objetivos, ademas de ayudarnos a perfeccionar nuestra conducta inspirada en los principios bíblicos, genera cierto alivio emocional en nuestros semejantes, consolida valores humanos, entre otros. ¿Cuantas perdidas no habríamos reducido, si hubiéramos colaborado en el tiempo apropiado?.
Ciertamente, la obra de Dios va decayendo por la falta de acompañamiento, a todos aquellos que hemos sido bendecidos, que por una inapropiada dirección, desistimos de los mandatos divinos. Pero hay una noticia, si las bendiciones no se canalizan apropiadamente pueden perderse, entonces valoremos las bendiciones que se nos otorgan, agradando a Dios del modo exacto, colaborando con otros para mejorar. Pensemos en esto, nuestra vida es una bendición, podemos predicar, evangelizar, y realizar actividades para engrandecer la obra de Dios y en ello basarse nuestra colaboración, para continuar practicando otros principios de ayuda mutua indicados por el padre. Y esto nos bendecirá abundantemente.