2 Corintios 10:12 “Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos. “
Amados, que la Paz de Dios sea con todos. Vamos con calma, progresando despacio, eso no quiere decir nada malo, solo es un indicativo de la manera de caminar de los sabios, siempre recto, pero con elegancia, sabiendo que Dios nos acompaña, observa, y, se deleita al percibir que obedecemos a su voluntad, y, como resultado, se manifiesta el CHUPULUM, que es la lluvia de bendiciones. Difundamos este material, y, llevemos la esperanza a todo lugar, no solo con palabras, sino con actos silenciosos, que hagan un ruido en bendiciones de alto volumen.
El escenario, el contexto en el que se escriben esas palabras, es una exhortación, una advertencia de Pablo a los hermanos de la ciudad de corintos, los hermanos que tenían una iglesia y corrían el riesgo de ser influenciados por falsos profetas, esos falsos profetas se juzgaban mayores, que Pablo y sus compañeros de ministerio. El patrón de medida utilizado por los engañadores, era su propia grandeza, esa era la regla utilizada para la comparación entre ellos. Esa actitud, así como Pablo dijo: revela una falta de entendimiento, para realizar cualquier tipo de comparación es necesario, tener una referencia. Por ejemplo, alguien puede ser considerado como bajito, si el referencial utilizado es un inmenso jugador de basket, pero ese mismo personaje que es alguien inteligente y tiene varias carreras universitarias, puede ser comparado con el jugador de basket en el aspecto de inteligencia, y, claramente el personaje superara al jugador de basket. Lo que se quiere expresar, es que las comparaciones son innecesarias, pues existen diversos aspectos, que pueden ser evaluados en las personas, pero eso no determina el valor de cada quien como ser humano. Volviendo al texto bíblico, Pablo advierte a la gente de corintios, sobre la comparación innecesaria cuando el referente, para esa comparación, está totalmente errado. Los predicadores engañosos se usaban a sí mismos, como referencia, ellos se alababan a sí mismos, y, se comparaban a otros hombres, que eran igualmente fallidos, Pablo a su vez en el versículo 1 Corintios 11:1, él deja claro quién era su referencial, en los siguientes términos: ¨Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.¨, el apóstol no se comparaba a otras personas, el solo usaba a Jesús como referencia, como el propio debería ser, él no se vanagloriaba, ni se consideraba como el mayor pecador de todos, pues su referencial, era completamente perfecto, infalible, Pablo vivió la vida, imitando a Jesús, e, invitando a personas, a imitar a Jesús. Cuando comparamos nuestras vidas con las de las otras personas, podemos creernos más o menos pecadores, pero cuando comparamos nuestra vida con la vida de Jesús, tenemos la certeza de que somos pecadores necesitados de la gracia, y, el perdón de Dios. Que seamos imitadores de Jesús, así como Pablo fue, que no nos comparemos a nadie, porque esas cosas no traen nada bueno, sino cosas desagradables. La única comparación que podemos hacer es, compararnos a Jesús en términos de santidad, y, cada día, intentar ser más semejantes a él, aunque seamos pecadores por naturaleza.
OREMOS:
Padre Amado, ayúdanos a vencer al máximo a las tentaciones, a alejarnos del pecado, y, a evitar comparaciones peligrosas. Protégenos de las malas influencias de terceros, e, impide que nos dejemos arrastrar por ellas. Colabora con nosotros. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen