Salmos 51:2-3 ¨ Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.¨
Que la Paz de Dios sea con todos, y, su misericordia nos alcance. Que bueno que tengamos la oportunidad de escuchar la voz de Dios, a partir de la lectura de la biblia, cada vez que abrimos la biblia, y, la comprendemos, es como si levantáramos el teléfono. Para atender la llamada de Dios, quien nos quiere orientar para tener una mejor vida. Difundamos este material, porque el prójimo merece conocerlo, para seguir los caminos de Jesús. Una cosa más, confiadamente, meditemos en esta palabra, porque cuando lo hacemos, nos llenamos del amor de Dios, y, nos alejamos de malos pensamientos y de acciones nocivas.
La gran realidad es que el pecado nos separa de Dios, David confiesa su sentimiento de pecado que lo separaba de Dios, por causa de su maldad, en el comportamiento, es como si David, estuviera diciendo ¨Lávame completamente de todos los momentos en los cuales me desvié de tu presencia, borra completamente mi historia de vida que a veces te hizo llorar, purifícame de tal manera que yo me torne blanco como la nieve¨. Sin embargo, no existe pecado que no pueda ser perdonado por Dios, la necesidad de confesión es la condición para recibir ese perdón, Dios perdona a todo aquel que se allega a él, con corazón sincero, que demuestra sincero deseo de cambio, que demuestra la voluntad de permanecer en la presencia de Jesús, tenemos em este verso, un pedido de David para que Dios lo lavase completamente, quizá la ciencia a creado falsamente la expectativa de que existen productos autolimpiantes, pero en realidad eso no existe, de ese mismo modo nosotros no podemos autolimpiar la suciedad de nuestras almas que se acumula, precisamos de la ayuda de Cristo para que el nos purifique, solo Cristo tiene ese poder, esa capacidad, y Jesús hizo eso cuando derramo su sangre en el calvario, no existe posibilidad de ir a Cristo, y, no ser restaurado, porque el tiene el poder de cambiar en nuestras vidas, todo lo que requiere ser cambiado, por eso vamos a aferrarnos a Dios hoy, pidamos que el nos perdone, que el borre nuestros pecados y remueva toda la suciedad, todo lo podrido que hay dentro de nosotros, y seremos hechos nuevas criaturas, en Jesucristo.
OREMOS:
Padre de amor, gracias por esa promesa de que nuestros pecados serán perdonados, y, que nuestros corazones serán purificados, prepáranos para tu regreso. Contribuye con nosotros. Peticiones que te hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.