Juan 20:14 “Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Fundamentalmente el mandato de amar al prójimo consiste en aportar a este todas nuestras capacidades, pero antes de poder dar amor debemos tener ese amor en nosotros mismos, por tanto vamos a alimentarnos hoy de la palabra y al estar saciados compartamos este material para que la cadena de bendición crezca cada vez más.
De todos los asuntos bíblicos uno en que las personas tienen más curiosidad es sobre ¿Cómo será la vida en el cielo?, el pasaje bíblico de hoy es intrigante porque da a pensar que posiblemente no nos reconozcamos en el cielo, pero veamos lo que indica: antes recordemos que un texto usado fuera de contexto puede servir para un pretexto, Jesús había resucitado y María al llegar a la tumba para el proceso de preparación para el embalsamiento, no encontró el cuerpo allí, para ella y los demás apóstoles el cuerpo había sido robado, Juan describe que el sentimiento de ella era de cierta tristeza y desesperación pues ella lloraba mucho, tanto que no percibió que estaba dialogando con seres celestiales, en ese contexto Jesús aparece resurrecto y glorificado, en el primer momento ella no lo reconoció, ¿Seria eso indicio de que en la resurrección no nos reconoceremos?, si la historia hubiera concluido allí pudiéramos decir que la respuesta a esa pregunta seria si, pero el relato continua y si leemos desde el comienzo del capítulo, vemos que el probable motivo que le impedía a ella reconocerlo era la tristeza, porque sus ojos estaban cegados por el llanto, pero cuando Cristo la llamo por su nombre ella lo reconoció, ella conocía la voz de su salvador. Sepamos que el cielo será un lugar de encuentros y reencuentros, Jesús fue reconocido luego de su resurrección, y si la resurrección de él es la base para todas las otras, nosotros nos reconoceremos en el cielo, que la resurrección de Jesús pueda traer a nuestros corazones la certeza y la alegría del reencuentro.
OREMOS:
Padre de amor, ayúdanos a tener conciencia del reencuentro con nuestros seres amados, prepáranos correctamente para tu regreso. Favorécenos siempre. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen