Génesis 18:12 ¨ Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?¨
Amados, que Dios alcance nuestros corazones en este momento y que la buena obra que inició en nuestras vidas pueda ser completada. Felicidades a todos por continuar en esta constante de estudio bíblico, debido a que esta actividad llena nuestras almas y nos rinde enormes beneficios en nuestras vidas, por este motivo debemos tener presente que si podemos repetir esta actividad varias veces al día abrazaremos con más fuerza las bendiciones que nuestro Padre nos otorga.
Es placentero tener crisis de risas porque este gesto esta extremamente ligado a la felicidad, a la generación de estados de ánimo positivos, nuestro Creador desea que estemos llenos de felicidad, pero obrando apegado a sus previsiones, algunas personas experimentan este tipo de crisis de risa durante velorios, otras veces en otras situaciones, diversas cuestiones nos pueden causar este efecto, en el texto de hoy encontramos a alguien que tuvo una crisis de risas, el verso nos habla de la esposa de Abraham llamada Sara, de acuerdo al contexto bíblico, la pareja fue visitada por mensajeros celestiales, en tal visita fue revelado a Abraham el destino de Gomorra pero antes que el mensajero tocase ese asunto tan delicado, el vino a reafirmar a ellos la promesa del hijo, una promesa que ya se había hecho, pasaron varios años desde el llamado que Dios le hizo a Abraham, el Altísimo le prometió una tierra y una descendencia, la tierra él la habitaba pero la descendencia no había llegado, el heredero de la promesa no sería Ismael, así el mensajero celestial le informo a Abraham que Dios no había olvidado la promesa, por tanto dentro de un año él sería padre, en ese contexto Sara tuvo un ataque de risa, porque ellos siendo tan avanzados de edad no podrían tener hijos, por eso tal planteamiento pareció algo gracioso que se cumpliera la promesa, entonces este versículo nos lleva al pensamiento de que no debemos desconfiar de las promesas de Dios ni reírnos de ellas, solo aguardar con fe.
Padre de Amor, gracias por las maravillosas maneras en las cuales te manifiestas en nuestras vidas, permítenos abrazar tu bendición para que el propósito que tienes previsto con nosotros sea cumplido, queremos hacer tu voluntad. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.