Efesios 4:29 ¨ Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.¨
Amados, que Dios alcance nuestros corazones en este momento y que la buena obra que inició en nuestras vidas pueda ser completada. Todas las mañanas, las misericordias del Señor se renuevan por su gracia, por tal motivo se hace oportuno comunicarse con el mediante la oración de agradecimiento y de súplica, también se hace necesario oír su voz estudiando constantemente su palabra todo el tiempo, así mismo como cumplir nuestra parte compartiendo el mensaje con el prójimo en general.
Posiblemente hayamos escuchado la expresión popular ¨En boca cerrada no entran moscas¨, la cual significa que en ciertas ocasiones es más prudente mantener el silencio para evitar consecuencias desagradables, esta expresión no está ligada a hablar o a crear chismes, pero si al hecho de hablar innecesariamente, creando así una situación de constreñimiento personal o colectivo, en el texto de hoy nosotros tenemos una recomendación, además una orden de nuestro Dios, referida a que NO DEBE SALIR DE NUESTROS LABIOS ALGUNA PALABRA INAPROPIADA, la razón por la cual no debemos usar palabras inapropiada o bajas, es porque cierta vez Jesús expreso que ¨Aquello que decimos, es reflejo de lo que tenemos en el corazón¨, por tanto requerimos buscar que nuestras palabras sirvan de bendición para aquellos que las oyen, nuestras palabras deben edificar en lugar de destruir, entonces antes de hablar algo sobre alguien, es aconsejable hacernos tres preguntas: ¿Nuestras palabras son necesarias?, ¿Nuestras palabras son verdaderas y amables?, ¿Nuestras palabras benefician al receptor de las mismas?, y si todas esas respuestas son afirmativas debemos hablar, pero en caso contrario resultara más sabio quedarnos en silencio, percibamos que las palabras no tienen sentido si no son fuente de bendición, pidamos a Dios para que cuide nuestros labios y purifique nuestros corazones, para que con una mejor conducta podamos alabarle, mostrando con nuestros actos la presencia de Dios en nuestras vidas.
Padre de Amor, gracias por tu sabia instrucción la cual persigue otorgarnos una mejor calidad de vida, permite que constantemente podamos continuar estudiando y compartiendo tu palabra. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.