282 Jesús el hijo de Dios

Lucas 1:35 ¨Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.¨

 

La paz de Dios sea con todos. Es grandioso que cada día podamos dedicar unos minutos para estudiar y conocer la voluntad de Dios, ello nos incentiva a cumplir en nuestras vidas su voluntad, eso es excelente, como también es excelente el privilegio que tenemos todos de compartir este material con el prójimo y extender esta saludable cadena de bendición.

 

 

El titulo hijo de Dios, no fue solo usado por Gabriel, sino también por varias personas que se acercaron a Jesús, y el acepto ese título, pero era bastante cuidadoso de no aplicárselo directamente a si mismo, para que no fuese apedreado. Sin embargo, la biblia revela muchas formas de su relación especial con Dios, en su bautismo, por ejemplo, Dios reconoció a Jesús como su hijo, así como en la transfiguración. La relación entre padre e hijo, es única. Jesucristo, es el único ser en el universo, que disfruta de esa relación especial, y nosotros como cristianos debemos alegrarnos de poder ser por adopción, hijos de Dios. Pero Jesús, fue, es y siempre será hijo de Dios, la perfecta unidad entre padre e hijo, comprende el completo conocimiento, uno del otro, que incluye, unidad de propósito, naturaleza y objetivos, Jesús es una persona distinta a Dios, pero están unidos y es como si fueren la misma persona. Cuando Jesús estuvo en la tierra se subordino al padre, para cumplir un objetivo específico. Con ese concepto en mente podremos entender por qué se dio la afirmación de Jesús, según la cual ¨El hijo nada puede hacer sin el padre¨, Jesús dijo que el hacia la voluntad del padre. Porque el signo que caracteriza al hijo, es la obediencia al padre, por tanto, seamos obedientes a la voluntad de Dios, en todo, así nos comportaremos como hijos.

 

 

OREMOS:

 

Padre de Amor, gracias por instruirnos con tanto amor, por darnos a entender que tu amor no es selectivo, y que nos amas a todos, pero a su vez nos recomiendas aceptar tus mandatos porque tu quieres lo mejor para nosotros. Ayúdanos siempre. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amén.

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