Levítico 19:18 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.”
Padre nuestro, que tu gracia y tu paz nos alcance en todo momento, agradecidos estamos por este maravilloso día, la oportunidad especial de compartir tu palabra bendita siempre es valorada por nosotros, deseamos agradarte mediante alabanzas considerando este texto como símbolo para tu glorificación, instrumento con el cual se pretende contribuir a la evangelización de tu pueblo.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. En el antiguo testamento tenemos un libro dedicado a las leyes, allí se encuentran leyes respecto a la salud, saneamiento, moral, ética, entre otras, pero especialmente la ley del amor al prójimo, es una de las que destaca entre ellas. Jesus siglos más adelante fue interrogado sobre ¿Cuál era el mayor mandamiento?, a lo que contestó: Amarás a tu Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. Jesús fue enfático al decir que el amor al prójimo es la base de la relación con Dios, de esa manera podemos decir que el amor es la base del cristianismo, este es el factor determinante que nos hace diferentes. Dos mil años pasaron desde aquel momento y las personas cada vez más se han amado a sí mismo en exceso, dejando al prójimo en un segundo, tercero o último lugar, estamos en presencia de una conducta narcisista intensificada, así hoy nos encontramos con ese egoísmo de las personas en modo general, creando lazos de amistad con los placeres y cada vez alejándose más de Dios, cada vez las personas se tornan consumistas entorno de si, ellas hacen todo para su propio bien y si obtienen alguna bendición no la comparten con otros ni glorifican al Señor con ese resultado, sino que se apegan a lo obtenido con codicia como un tesoro robado que tienen que esconder para sí mismos. Quizá se trata de una mala comprensión del mandato de amar al prójimo como a sí mismo, las personas entienden que tienen que amar al otro antes de amarse a ellas, cuando la verdad es al contrario, solo podemos amar al otro si nos amamos a nosotros mismos, en ese sentido, al obtener resultados debemos compartir sus beneficios, ello es fundamental, debido a que Dios otorga bendiciones a un individuo para que las distribuya y cause bien común.
OREMOS:
Padre amado, ayúdanos a manifestar nuestro amor por el prójimo compartiendo las bendiciones que recibimos, autorizanos hoy para llevar esta palabra a un mayor número de personas en las redes sociales y todo lugar, debido a que comprendemos el poder sanador de tu palabra y la importancia de los materiales relacionados a ella. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amén.