Lucas 18:14 “Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. “
Amados, que la Paz de Dios sea con todos. Que la paz, y, la gracia del Señor nos acompañen siempre, y, que sus bendiciones sean abundantes en nuestras vidas. Hoy, hacemos esta reflexión, y, elevamos esta oración como un canto de alabanza al Dios eterno, rogando que nos guíe para mejorar nuestros pasos en el sendero del bien, y, llevar a otros hacia él. Que la luz de su amor ilumine nuestro camino, y, nos ayude a encontrar la paz interior.
Arrogancia, orgullo y prejuicios, son cosas que nos alejan de Dios, estos elementos son obstáculos que nos cierran las puertas de acceso al Padre, mientras la unidad, humildad, sinceridad, y, obediencia, son herramientas que nos conceden el acceso pleno, abren el camino, para que recibamos bendición, perdón, y, la salvación, es así mismo, es por ese motivo que Lucas, en este versículo que encabeza el material, nos trae unas palabras hermosas de Jesús, luego de contar una parábola, después de crear una buena historia para ilustrar su mensaje, y, el objetivo de Cristo al contar esta parábola se encuentra indicado en Lucas 18:9 ¨ A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:¨, la historia es simple, Jesús dice que dos hombres fueron al templo a orar, uno era fariseo, y, otro era publicano, los fariseos eran líderes religiosos, inclusive se creían modelos de virtud, la palabra fariseo, quiere decir separados, los fariseos eran los separados, los diferenciados, hombres que estaban encima de todos los otros, esa era la idea, ellos creían que merecían recompensa, porque ellos tenían meritos, tenían merecimientos ante Dios, mientras, los publicanos eran los cobradores de impuestos, detestados y despreciados por los fariseos, vistos como grandes pecadores, entonces, Jesús dijo que ¨Un fariseo y un publicano, van al templo a orar, el fariseo ora diciendo: Señor, tu sabes que yo no soy como los demás hombres, no soy como ese publicano, ellos son adúlteros, ladrones, yo por otro lado soy un diezmista fiel, y, ayuno dos veces por semana, y, siempre he buscado hacer lo mejor. Por otro lado, el publicano oraba, y, decía: Señor, ten compasión de mí. Soy un pecador, miserable, soy indigno, ten misericordia de mi. Entonces, Jesús concluyo, esa parábola, diciendo las palabras, del verso que encabeza este material ¨. Si observamos bien la parábola, podemos notar, que quien verdaderamente oro a Dios, y, fue atendido, por el Señor fue el publicano, que oro con humildad. En este mismo sentido, establece Santiago 4:6 ¨ Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.¨, recodemos este verso, Dios da gracia a los humildes, y, resiste a los soberbios. El fariseo, era soberbio, orgulloso, y, aplico esa actitud en el contacto con el Padre Celestial, finalmente recogió el fruto de lo que había sembrado, el sembró con mala actitud, y, fue ignorado, mientras el publicano, se dirigió humildemente a Dios, y, fue galardonado. Seamos humildes, Dios nos bendecirá, eso es seguro.
OREMOS:
Padre Amado, con humildad venimos ante ti, porque eres TODOPODEROSO, y, aunque no merecemos tu amor, intentamos hacer, lo mejor posible con los recursos que tenemos para agradarte, cumplir tu voluntad, y, dar un buen ejemplo. Colabora con nosotros. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen