2 Corintios 12:9 ¨ Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. ¨
El versículo que hoy analizamos trae para nosotros una profunda enseñanza, cuando Dios habla su palabra es suficiente y definitiva, fue lo que el Señor le hablo a Pablo y coloco esas palabras en su boca para seguirlas y anunciarlas, por eso él puede decir que tu gracia es suficiente para mi, con tu gracia me basta. El apóstol entendió que la fuerza que el necesitaba no podía ser forjada en la fuerza humana, y si en nuestra impotencia. El Señor tiene más necesidad en nuestra debilidad que de nuestra fuerza, exactamente porque nuestra propia fuerza es extrañamente en ocasiones su rival, nuestra debilidad es muchas veces su oportunidad para usar sus recursos y mostrarnos su gloria, así pues, la impotencia del hombre es la oportunidad de Dios, la manera de Dios actuar no es sacar a sus hijos de la prueba, pero si darles fuerza para resistirla, en este sentido el apóstol en lugar de esperar que las enfermedades lo partiesen, el se gloriaba en la debilidad, para que el poder de Cristo pudiere reposar sobre el.
Esta garantía que Jesús confirió a Pablo, no es un privilegio dado solo al apóstol, sino que es para todos aquellos que aceptan la oferta, de que la gracia es suficiente. Hoy nosotros podemos recibir la garantía de la gracia de Dios sobre nuestras vidas, solo es necesario quebrantar nuestros corazones, entregarlos a Cristo y el podrá transformar la debilidad humana en la fuerza de Dios.
Es por la suficiencia de la gracia que hoy vamos a orar, así: Padre querido, queremos decir en esta oportunidad como dijo el Apóstol, tu gracia nos basta, confiados en esta gracia queremos hacer frente a los desafíos de la vida. Queremos cumplir tu voluntad y ser siervos agradables a ti. Peticiones que realizamos en nombre de Jesucristo tu hijo por quien todo lo concedes.
Amen