Ezequiel 47:2 “Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho.”
Padre nuestro, que tu gracia y tu paz nos alcance en todo momento, agradecidos estamos por este maravilloso día, la oportunidad especial de compartir tu palabra bendita siempre es valorada por nosotros, deseamos agradarte mediante alabanzas considerando este texto como símbolo para tu glorificación, instrumento con el cual se pretende contribuir a la evangelización de tu pueblo.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. Si no aprendemos a soportar el sufrimiento de las pérdidas del presente, más adelante vamos a sufrir en mayor grado, por la profundidad del daño causado al haber querido retener algo, que no nos convenía. Necesitamos vivir las consecuencias de nuestras propias decisiones, ser independientes de cualquier persona u objeto, y continuar con nuestro desarrollo como individuos, para ser felices. Comprendamos que nadie va a hacer nada para darnos el éxito que necesitamos y somos capaces de conseguir. Ciertamente, en ese camino debemos tener paciencia para apreciar la dulzura de los frutos de nuestro esfuerzo y trabajo desempeñado. Inclusive, podemos toparnos con situaciones que se escapen de nuestras manos. Pero dejemos de lado la angustia y el desespero, en lugar de eso tengamos fe en la promesa de nuestro Dios, porque en el tiempo correcto la bendición se manifestará en nuestras vidas. Cuando leemos el versículo de hoy parecía que estuviese habiendo un derrame o fuga de agua en el templo, en ese momento alguien pudiera haber pensado que se trataba de un conflicto que ocasionó una ruptura en la estructura, pero en el caso en cuestión esa fuga fue una bendición, pues aquella agua que se estaba derramando estaba yendo hacia el oriente de Jerusalén donde queda el mar muerto, llamado así porque estaba constituido por aguas donde no podría desarrollarse ninguna vida debido al grado de salinidad del mar. Ahora bien, esta agua que se dirigía hacia el mar muerto, tenía la misión de hacer de este un lugar saludable donde pudiese desarrollarse la vida, lo cual puede ser entendido simbólicamente como el templo o iglesia de Dios alcanzando a las personas y siendo una fuente de salud y cura para aquellos que estaban muertos en una vida de pecado. Lo interesante de esto, es que la corriente de agua se iba haciendo más grande a medida del tiempo y pudo alcanzar su objetivo de producir salvación. En este punto, debemos considerar que ocasionalmente las situaciones que pueden ser percibidas como problemáticas, adversas o generadoras de sufrimiento, pueden tornarse en bendiciones si son observadas desde una manera optimista, manteniendo una postura de fe en la promesa de Dios. Hay una palabra que deja claro, que el justo jamás será derrotado, porque está marcado con la sangre de nuestro salvador.
OREMOS:
Padre amado, ayúdanos hoy a asumir nuestras responsabilidades relativas a nuestro desarrollo personal, a percibir del modo correcto las bendiciones que se ocultan detrás de las adversidades, permite que esta cualidad incremente nuestro desarrollo como individuos y nos capacite para brindar apoyo al necesitado. Contribuye siempre con nosotros. Queremos siempre hacer tu voluntad. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amén.