1 Juan 4:7-8 ¨Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.¨
Amado Dios, gracias por permitirnos estar aquí reunidos todos para prepararnos en el conocimiento de su palabra, fundamentados en el amor de Dios, necesitamos mejorar cada día y progresar en el camino a la salvación, haciendo su voluntad y llevando el mensaje de salvación a nuestro prójimo, el versículo de Marcos 16:15, nos invita a predicar en este mundo, cumplamos con esta disposición.
Dios es amor, para nosotros es natural decirlo, pero los antiguos cananeos, por ejemplo, ellos no decían que el Dios de ellos era un Dios de amor, pues se referían a Baal, los griegos no decían que Zeus era un Dios de Amor, y solamente el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el que se presenta como Mesías, es el verdadero Dios de Amor, Juan dijo que Dios es Espíritu, esta en Juan 4:24. Pero veamos que esa declaración revela que las facultades divinas están por encima de todas las limitaciones, por eso precisamos tener una relación saludable con ese ser. Juan dice también que Dios es luz, y que define su estado de pureza y de omnipresencia, pero eso puede traer miedo en lugar de comodidad, perro cuando Juan dice que Dios es amor, nuestro miedo es sustituido por la confianza, y nos da la certeza de que podemos lanzar sobre el toda nuestra ansiedad, porque él nos cuida. Por ese motivo alabemos a Dios, hagámoslo con acciones de bondad, haciendo su voluntad, cumpliendo los mandamientos, porque además de que le agradamos de esta manera, también cuando actuamos de la manera correcta, no le damos lugar a los pensamientos negativos de cualquier naturaleza.
OREMOS:
Padre amado, gracias por orientarnos de esta manera y hacernos mejores individuos en distintas materias, continua preparándonos para estar preparados para la segunda venida de Cristo y estar entre los merecedores de tus dadivas. Ampáranos siempre. Son las peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amén.