19 de Abril: El maestro de Galilea puede arradicar la enfermedad del pecado

Mateo 8:2-3 “ Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.”-“ Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra”

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Amados, maravillosa es la actividad de comenzar nuestros dias alimentando el vinculo con Dios, el cual nos prepara para asumir con buena voluntad las situaciones que se nos presentan. Recordemos que cuando compartimos estos materiales vamos formando parte de una cadena de bendición. En aquellos tiempos la lepra era una de las enfermedades más temidas, su caracter incurable y contagioso causaba un terrible efecto que las victimas que la sufrian, por este  motivo eran temidas por todos en la sociedad. Entre los Judios era conocida como juicio de Dios sobre el pecado cometido, siendo por esto llamada el azote de Dios, como esta era considerada pecado la ley de Israel declaraba inmundo al leproso y para todas las personas un leproso era visto como un muerto en vida, todo lo que tocaba quedaba inmundo, el aire era contaminado con su aliento y una persona de quien se sospechara esa enfermedad debian presentarse ante los sacerdotes que tenian que examinarlos para decidir el caso, siendo que el declarado como leproso era separado de la familia y aislado de la congregacion de Israel, quedando condenado a vivir entre los aflictos que sufrian un identico mal, esta ley era inflexible los propios reyes y principes no estaban excentos de ello por ejemplo, y en caso de padecer esta enfermedad ellos debian renunciar a su cetro para huir de la sociedad siendo separado de amigos y parientes, de manera que quien sufria con esta enfermedad era obligado a publicar su desgracia, a rasgar sus vestidos y declararse inmundo, el texto de hoy ilustra que la obra de Jesucristo en purificar al leproso indica que él nos puede limpiar del pecado de manera definitiva. Inclusive los discipulos se oponian a que Jesus tocara al leproso, por temor a que se contagiara, pero poniendo la mano sofre el enfermo Jesus no sufrio contagio sino que le dió sanación.

 

 

OREMOS:

atiende las cosas de Dios
atiende las cosas de Dios

Dios querido, asi como hiciste con el leproso que lo curaste de esa enfermedad mortal y profundamente arraigada, sananos a nosotros de la enfermedad del pecado, permitenos obedecerte y hacer tu voluntad para agradarte. Peticiones que te hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen

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